Esta mañana me desayuno con la imagen de la derecha, que me llega a través de una página de Facebook llamada “Lo
mejor en estilo de vida para la mujer” de la que NO soy seguidora (https://www.facebook.com/pages/Lo-Mejor-En-Estilo-De-Vida-Para-La-Mujer/1399728736907255).
Me doy
cuenta de que se trata de publicidad (una dieta para quitar barriga en poco tiempo), algo a lo que no
suelo prestar atención. Pero en esta ocasión me ha sido imposible no fijarme en
el cuerpo de esa muchacha. Primero, porque a primera vista parece un
fotomontaje: todo en ella se ve normal menos ese abdomen escuálido y musculoso.
Y, después, porque de ser una foto real me resulta de lo más repulsiva.
La imagen cuenta con más de 600 “me gusta” y unos 120
“compartidos” de no sé cuántos rincones del mundo. Desconozco si dicha página es
fiable o no, ni me importa. Lo que no entiendo es por qué hay quienes aún sostienen
que un saco de huesos tiene belleza. Buscando en hemerotecas me encuentro con la
noticia de que, por ejemplo, H&M quería hacer retoques a las fotos de
Beyoncé para adelgazarla de cara a una campaña de bikinis (¡Por Dios! Una mujer con cuerpo de mujer, ¡qué vulgaridad!), pero ella se negó (menos mal).
Sin embargo, este no es problema de una marca en concreto, y se
trata de un tema espinoso y difícil de tratar con la gente del mundo de la
moda. Recuerdo que, en una ocasión, un diseñador español al que se le preguntó en este
sentido respondió que ellos solo reflejaban lo que había en la calle. Y yo,
sinceramente, no suelo encontrarme tantos huesos paseando por las aceras, pero
en fin… Teniendo en cuenta el poder de la imagen y de la publicidad, lo lógico
es pensar que son ellos quienes tratan de imponernos sus antiestéticos e irracionales
cánones. La pregunta, una vez más, es por qué. Y, bueno, la respuesta la sabemos
más o menos pero no es políticamente correcto decirla.
Algunas modelos atribuyen su excesiva delgadez a la madre
Naturaleza, que las ha dotado de una genética y un metabolismo envidiables que, en
muchos casos, las mantienen así sin necesidad de hacer ejercicio. Yo cambiaría
el término “envidiables” por el de “anormales”, pero tampoco es correcto hoy en
día decir esto. Mientras no se colme el vaso, todo seguirá como está. Lo más
peliagudo radica en que además de antiestético, es insano.
De este modo, la anorexia y la bulimia siguen ahí y
aumentando, aunque últimamente se hable menos de ello. ¿No deberían tomar verdaderas
cartas en el asunto tanto los profesionales de la Sanidad como los gobiernos
para poner fin de una vez a esta soberana estupidez que tantos sufrimientos está causando? Quizá nadie se atreve a coger el toro por los cuernos: ¿un mundo que mueve mucho dinero?, ¿personas de mucha influencia?…
¿Y las mujeres? ¿Acaso no ven que este machismo solapado no
tiene pies ni cabeza? ¿No queremos ser libres y modernas? Recuerdo a una
compañera de máster que era obesa pero con una cara perfecta, preciosa: una
andaluza de ojazos negros y rostro de imagen. Pues nadie de la clase dijo nunca
que fuese guapa: la guapa oficial era una alta con apariencia de modelo,
delgada (no esquelética, desde luego), agraciada sin ser bella y con marcas
de acné. Una chica agradable aunque del montón. Pero, claro, es que ser gordo
en esta sociedad es algo horrible. Hay que ver cómo nos han atornillado el
arquetipo de belleza que debemos aplaudir.
Como ya he dicho, el problema seguirá su curso hasta que la
situación se haga insostenible, como siempre. Mientras, los que hace años ya abordábamos
la cuestión en estos términos, seguimos predicando en el desierto o callando
para evitar broncas que poco (nada) van a solucionar. ¿Hasta cuándo,
compañeras?
(Nota: el título del artículo carece de toda intención lésbica)
(Nota: el título del artículo carece de toda intención lésbica)
Que buen articulo, te invito a conocer esta iniciativa, www.anorexiapolice.org.
ResponderEliminarGracias
Sandra Leventhal
Directora general
Anorexiapolice